Brasil 1723:
Manuel, esclavo, corta caña cada día durante más de doce horas. Lo único que recibe a cambio de su trabajo es alojamiento y comida.
Brasil 2011:
Manuel, que no es esclavo, corta caña cada día durante más de doce horas. A cambio de su trabajo recibe un dinero que a duras penas le da para comida y alojamiento.
Tampoco hace falta irnos a las plantaciones de caña de azúcar en Brasil para encontrarnos asalariados-esclavos que trabajan por su subsistencia y poco más. En España, gracias a las recientes reformas laborales y a la impunidad del “empresaurio” español, también podemos presumir de trabajadores-esclavos que curran sin descanso a cambio de una mierda pinchada en un palo. Y algunos, cada vez más, ¡hasta trabajan gratis! En fin, mientras Cristiano Ronaldo no se lesione, como si se desploma el cielo en nuestras cabezas…
Al menos los esclavos no tenían que pagar la hipoteca…