No recuerdo quién dijo eso de que cada español es un seleccionador de fútbol… pero sin fútbol muchos españolitos no tienen ocasión de exhibir sus conocimientos futboleros y sentar cátedra. No importa. Estos cuñados de perenne palillo en la boca tienen una impresionante capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias y se han convertido en especialistas en otro campo del saber humano: la epidemiología.
Los cuñados epidemiólogos, cuando no están compartiendo algún bulo de Vox o dando cabezazos a una cacerola en los balcones, mientras vitorean al ejército español, se dedican a criticar con dureza la gestión sanitaria del gobierno central. Y lo hacen descalificando con saña tanto a gestores políticos como a los científicos asesores, cuya cabeza visible es Fernando Simón, experto epidemiólogo, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, el cual se ha convertido en blanco de sus iras y en carne de meme.
Un cuñado, en el sentido que estamos aludiendo, es alguien que pontifica sobre cualquier tema, sin tener ni puta idea. La epidemiología, y más por su relevancia en estos tiempos, no podía ser una excepción. Por ello se ve a estos personajes hablando de aplanar curvas, tratamientos médicos, fabricación de vacunas, confinamientos, desconfinamientos… siempre con una suficiencia pasmosa y sin sonrojarse lo más mínimo. Pero, ¡basta ya!
Hoy voy a compartir un recurso que es una pasada… podría considerarse un curso acelerado de epidemiología. Las explicaciones son accesibles y muy desenfadadas, y lo mejor, sin duda, es el apoyo de simulaciones gráficas interactivas, de tal manera que podéis juguetear con ellas y ver qué pasa cuando se modifican los parámetros relevantes en una epidemia. Yo mismo me he tirado un buen rato leyendo y jugando con las simulaciones… y lo que me queda. Tener una comprensión básica de un tema tan complejo exige dedicar tiempo a la lectura y relectura del artículo. Exige un esfuerzo que muchos cuñados no están dispuestos a hacer. Porque lo fácil es escuchar las gilipolleces procedentes de otros cuñados o de medios propagadores de bulos, lo cual no requiere mucho esfuerzo, ¿verdad?
En serio. Invito a cuñados y no cuñados a leer el artículo del enlace de más arriba, con el objetivo de poder entender, a un nivel básico, por qué los gobiernos actúan como actúan en una pandemia. Quizá así nos demos cuenta de que en muchas ocasiones es mejor tener la boquita cerrada y no abochornar a los demás.