El bonobo, también llamado chimpancé pigmeo, es una de las dos especies que componen el género de los chimpancés. El aspecto de su conducta que más ha llamado la atención a los etólogos, es su armónica y pacífica vida social. Viven en comunidades de 50 a 120 individuos, que se dividen en grupos menores de tamaño variable. Los bonobos parecen haber eliminado los conflictos de su sociedad. Nunca se ha observado que un bonobo mate a otro (a diferencia del resto de los chimpancés y los humanos). El caso es que practican el amor libre y son muy promiscuos; la sexualidad no orientada a la reproducción es una constante en sus vidas. Los bonobos siempre están jugando con el sexo y frotando sus genitales con los de otros bonobos, en todas las combinaciones posibles: machos con hembras, machos con machos, hembras con hembras, adultos con jóvenes, etc. Sexo oral, copulaciones, roces, besos con lengua… el sexo contribuye enormemente a mantener aplacados a todos los miembros de su sociedad y para iniciar y mantener sus relaciones de amistad, para hacer las paces o sencillamente pasárselo pipa.
Sus hembras casi siempre están dispuestas a follar con los machos, así que estos no se pelean por ellas. Asimismo, las hembras forman alianzas poderosas que sirven para mantener a raya a machos agresivos e incluso evitar intentos de infanticidio por parte de estos. De hecho, aquí el sexo dominante son las hembras. Los bonobos, en su conjunto, constituyen la sociedad homínida más pacífica y cohesionada que se conoce, donde la agresividad, la jerarquía y las relaciones de poder han sido sustituidas por la amistad y el hedonismo. Así pues, la respuesta a la pregunta del título de este post parece clara: Follar mucho más y ceder el control a las mujeres (matriarcado). Al menos a los bonobos no parece que les vaya mal…
Fuente: ¡Vivan los animales!, de Jesús Mosterín. Recomiendo vivamente la lectura de este libro.